Gestionando bien el dinero (I)

Justo en esta época las personas han tenido que prestar más atención al dinero, de donde sale, a donde va y sobre todo, en qué lo invierten. Y no se trata única y exclusivamente de mover cualquier cantidad que exista en el banco o de la cual se disponga en efectivo. En realidad podemos ir más allá y descubrir mucho sobre nosotros mismos a través de nuestros hábitos de compra.

La crisis ha acentuado la creatividad. Donde antes se tiraba y se reponía, ahora se remienda, se alarga, se tiñe y en general, se hace un uso más creativo de los muchos o pocos recursos de los que podamos disponer. Sin embargo, si no sabemos con exactitud que ocurre con esas cantidades que percibimos o gastamos, la mayoría de nuestros esfuerzos serán en vano.

Me explico: la mayoría de las personas se quejan de no «llegar a fin de mes», de no poder cumplir con sus obligaciones o de simplemente no poder disfrutar de alguna actividad de ocio por falta de recursos. Sin embargo, si les preguntamos en qué gastan su dinero, la mayoría no sabría responder más que con afirmaciones genéricas: «en comida», «en el alquiler», «el móvil». La siguiente pregunta es cuanto gastan en cada una de estas cosas. Para ciertos gastos periódicos, es relativamente fácil contestar (el alquiler, la letra del piso o del coche, por ejemplo), pero para otros gastos no tanto.

Lo importante, antes de adoptar cualquier medida de contención, es saber CUANTO Y EN QUÉ GASTAMOS en realidad. La mejor y más sencilla forma de hacer esto es anotando todos y cada uno de los gastos en los que incurrimos en el momento en que se producen. Que vamos al cine? Lo apuntamos. Hacemos la compra? Lo apuntamos. Hemos comprado el pan? Lo apuntamos. Si hacemos este ejercicio durante una semana, tal vez nos sorprendamos al saber a donde se va nuestro dinero en realidad.

No hace falta nada especial. Con una pequeña libreta y un bolígrafo basta. Apuntaremos la fecha, el importe y el concepto del gasto. Nada más. El secreto consiste en hacerlo en el momento. No vale decir «ya lo apuntaré», porque lo más probable es que se nos olvide. Podemos incluso guardar las facturas o recibos para contrastar más adelante si lo que hemos apuntado es correcto. Al cabo de una semana, podemos trasladar nuestras observaciones a una hoja de cálculo y ver, por rubros o conceptos, a donde se va el dinero.

En el próximo post hablaré de qué hacer para optimizar el dinero que recibimos.