Primero tu

Desde tiempos inmemoriales se nos ha enseñado, por activa y por pasiva, que debemos anteponer las necesidades de los demás a las nuestras, ya que el hacer lo contrario es signo de «mala educación», «egoísmo», «prepotencia» y cualquier otro adjetivo despectivo que se les ocurra.

Sin embargo, a medida que avanzamos por el camino de la vida, nos vamos dando cuenta, muchas veces no de la mejor manera, que este enfoque es esencialmente un error, ya que como decía mi abuelo «uno no puede dar de lo que no tiene». Este condicionamiento nos obliga a muchas veces sacrificar nuestra propia energía, tiempo y recursos para satisfacer las necesidades de quienes nos rodean, generando un sentimiento de frustración, cansancio y ansiedad que muchas veces no sabemos de donde viene.

El trabajo personal, aquel que nos invita a explorar nuestro propio interior y enfrentarnos con todo lo que pueda albergar, es la mejor forma de lograr un equilibrio armónico con nosotros mismos y por extensión, con quienes nos rodean. De nada sirve ser el mejor amigo / a, hermano / a, empleado / a, esposo / a, si luego de este esfuerzo por complacer a otros nos deja completamente vacíos, a nivel energético, mental y espiritual.

Muchos de los mal llamados gurús son personas que se han entregado en cuerpo y alma a los demás, olvidándose en muchos casos de sí mismos, para después sufrir las consecuencias de la impredecibilidad humana: abandonos, traiciones, cambios de intereses o prioridades, lo que les deja muy vulnerables ante este tipo de agresiones y sinsabores inherentes a la naturaleza del ser humano. El verdadero sabio o maestro es aquel que primero cuida de si mismo y luego comparte su saber y descubrimientos con los demás.

Por último, una reflexión de la que me acuerdo siempre que viajo: Si no concebimos la posibilidad de ayudarnos primero a nosotros mismos antes que a los demás, por la razón que sea, recordemos las instrucciones que nos dan los / las asistentes / as de vuelo antes de comenzar un viaje en avión: «En caso de despresurización de la cabina, máscaras de oxígeno caerán hacia ustedes desde los compartimientos ubicados en el techo del avión. Tire fuertemente de la máscara, colóquela sobre nariz y boca y respire normalmente. RECUERDE COLOCARSE PRIMERO SU MÁSCARA ANTES DE AYUDAR A QUIENES LO PUEDAN NECESITAR». Visto así, se comprende mucho más fácilmente: de qué sirve que hagamos un esfuerzo supremo por ayudar a otros si estamos sacrificando lo más valioso que tenemos en nuestra vida?

Respira

Hace unos días una persona nos preguntaba cuales eran nuestras actividades para empresas. Al margen de las dinámicas de grupo que ofrecemos, le contesté «todas!» Y me respondió: «Incluso hasta las técnicas de meditación y respiración?», a lo que repliqué: «Esas son las más importantes!».

Normalmente no se ve la relación entre el alcanzar y permanecer en un estado de equilibrio a nivel personal con el mundo de la empresa o los grupos. Se sabe bien que el individuo es la base de toda organización y si este aporta tranquilidad y buen humor, el efecto contagio hará que la experiencia colectiva sea mucho más gratificante.

Hace unos meses impartí un taller de Introducción a GTD a un grupo de técnicos informáticos cuyo trabajo implica altos niveles de estrés y una exigencia importante a nivel físico y mental, y comenzamos con un sencillo ejercicio de respiración. Les pedí que cerraran los ojos y que simplemente siguieran el movimiento de su diafragma al inhalar y exhalar. Y así lo hicimos durante unos minutos, hasta que en el ambiente se percibió una atmósfera relajada y apta para el aprendizaje. Al final, muchos se acercaron y me manifestaron su sorpresa por haber conseguido un estado de tranquilidad en tan poco tiempo haciendo algo tan sencillo.

Respirar es sinónimo de vida, de energía, de flexibilidad, de ese constante movimiento de expansión y contracción que rige el universo. Cuando estamos alterados, nuestra respiración se hace poco profunda y rápida, y cuando nos relajamos (por ejemplo al dormir), nuestra respiración se hace profunda y pausada.

En momentos de tensión, hay una sencilla técnica que permite relajar nuestro cuerpo y mente de manera contundente: simplemente contamos nuestra respiración (1: inhalar, 2: exhalar, 3: inhalar, 4: exhalar…) y somos conscientes del movimiento del aliento por nuestra nariz. Si lo hacemos lentamente podremos analizar la situación con más objetividad y salir del estado de alerta que nos altera y pone de mal humor. Pruébalo!

Quédate en silencio y a solas

Es curioso ver como en estos tiempos de estrés y altísima exigencia, cada vez más la soledad y el tiempo para cada uno se ven como algo innecesario y hasta perjudicial. El apartarse del mundanal ruido es un comportamiento «altamente desaconsejable, ya que la unión hace la fuerza», dicen. Sin embargo, el exponernos cada vez más a la influencia de medios e intereses ajenos a los nuestros hace que vayamos perdiendo progresivamente la capacidad de mirar hacia adentro y encontrar aquello que nos gusta en realidad, que nos distingue de los demás y que nos permite cambiar, así sea de manera casi imperceptible, el mundo que nos rodea para convertirlo en un lugar mejor para vivir.

La creatividad es fruto del silencio y la introspección. ¿Cuantas veces se nos ha ocurrido una idea novedosa cuando caminamos por un sitio tranquilo, escuchamos música relajante o simplemente estamos sentados en algún lugar que no esté invadido por ruidos y distracciones que compiten a cada momento por llamar nuestra atención? Y en cambio, ¿cuantas se nos han ocurrido en medio de una situación de estrés, un ruido insoportable o un lugar lleno de gente que habla a la vez?

El permanecer tranquilos y a solas regularmente nos permite encontrar la esencia de quienes somos en realidad, y poder crear a placer aquella realidad que hasta ahora sólo existe en nuestra mente, compartiéndola con el mundo. No hay nada de malo con disfrutar del silencio y la soledad de vez en cuando, por el contrario, estos espacios de calma y para nosotros son el medio ideal para ir más allá de aquello que nos dicen que debemos pensar, decir o hacer.

Al principio puede que cueste, pero la práctica hace al maestro. Comenzar con 1 ó 2 minutos de soledad y tranquilidad, sin ruidos o molestias puede que parezca poco, pero es un excelente entrenamiento para ir aumentando paulatinamente este espacio propio e íntimo tan necesario en los tiempos que corren.

Y para terminar, para aquellos que no recuerdan cómo estar solos, les dejamos este vídeo explicativo. Disfruten!

httpv://www.youtube.com/watch?v=k7X7sZzSXYs